Después de una semana frenética de compra de uniformes, compra de libros, compra de lazos a juego con el uniforme (que no se me escapa una y mi niña tiene que ir mona) compra de calcetines, calcetas, leotardos ¡todo a juego¡ y entre compra y compra, arreglar mi maravillosa terraza, llegó el día de la compra de las mochilas, artículo muy importante en la indumentaria estudiantil.
Con mi pequeño Pepito Grillo lo tenía claro, el motivo de la mochila tenía que ser de Cars, porque entre Cars y Spiderman, sinceramente me quedo con Cars, claro. Pero con mi Marilyn lo tenía superclaro ¡clarísimo de la muerte¡ iba a comprar una mochila de Kittyyyyy y con ese pensamiento llegué al Carrefour.
Mi pequeña pizpireta me fue avisando durante todo el camino, mama la mía de princesas ¿eh? de princesas, pero yo como si nada, si cielito una de Kitty que son chulísimas y así llegamos a la zona de las mochilas y entonces sucedió. Pepito Grillo se fue directo a las de Cars ¡¡ole y ole¡¡ pero ahí estaba mi pequeña Marilyn, alucinada mirando las mochilas mas perullas de todo el stand…. Y eso no era lo peor, lo peor era que ¡NO HABIA MOCHILAS DE KITTY¡¡ y comenzó el caos.
Alex quería la mochila de Cars con ruedas, y en las normas del cole la profe insistió que no se podían llevar mochilas con ruedas, así que empezó a llorar como un loco, a su lado María insistía ¡mama la de princesas, la de princesas¡ así que, viendo que el huracán mellizos se había desatado, los senté en el carro del Carrefour y huí hacia el Corte Ingles, el paraíso de las mochilas de Kitty.
Durante el trayecto, comencé a practicar ese método de las madres archiconocido y que todas llevamos innato en nosotras: “comer la cabeza a nuestros hijos”. El objetivo estaba claro, mochila de Cars sin ruedas y mochila de Kitty, y para lograr mi objetivo conseguí refuerzos, mi hermana se vino conmigo.
Llegamos al Corte Inglés y hay estaban, preciosas, rosas y monísimas ¡un montón de mochilas de Kitty ideales¡ y entonces la escuche “tita, pero si yo la quiero de princesas”…
Insistimos, insistimos y volvimos a insistir, pero no hubo manera y entonces apareció ella, la mochila que le quitó el sentido a mi Marilyn, una supermochila de princesas.
Y así, tita convenció a mama “nena, la quiere de princesas, acéptalo”.
A mi pequeño Pepito Grillo, tampoco le quedó mas remedio que aceptar que no se pueden llevar mochilas ruedas al cole, aunque a cambio, mama le deja pasear por casa una mochila de Coca-Cola que si las lleva ¡esta feliz con sus dos mochilas¡
Así que esta es la historia de las primeras mochilas de su vida estudiantil, bienvenidas a casa chicas:
Ohhhhhhhhh! Que chulas!
ResponderEliminarY que rica la nena "tita, pero si yo la quiero de princesas" jajaja.
Y esa obsesión tuya con Kitty? (te lo vas a tener que mirar!) jajaja
Besos
Jajaja, definitivamente mi hija pasa de Kitty, yo que la veo tan mona, pero esta claro, donde se ponga una princesa Disney... un besazo¡¡
ResponderEliminarEs que tu hija lo tenía claro!! jeje
ResponderEliminarTu hija tiene mucha personalidad y las ideas muy claras,
ResponderEliminarUn abrazo
Cecilia
Gracias Cecilia, es verdad que tiene las ideas muy claras, cosa que me encanta (aunque no coincidamos jeje) me encanta tu blog.
ResponderEliminarQue divertida esa epoca....en mi caso no se quien va a estar más emocionada si yo o mi Lu....que lindas las dos!!! saludos, lucre
ResponderEliminarPues es muy mona la mochila de las princesas!! Tu Maria tiene buen gusto.
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