Después de una Semana Santa pasada por agua nos metemos en Fiestas de Primavera con un bonito sol que amenaza con marcharse en un par de días, como dice mi hija “no pasa nada” todavía me queda el día de hoy de vacaciones antes de la vuelta al trabajo así que ¡¡Será cuestión de disfrutarlo¡¡
Como os conté en la última entrada, el plan para la Semana Santa era ver procesiones, sin embargo mi alergia dijo “aquí estoy yo” y entre ella y la lluvia decidieron un cambio de planes de última hora. Aun así, el viernes pude ir a la procesión de la mañana, la de las esculturas de Salzillo, merece la pena verla porque es preciosa, los tronos pesan un quintal y las esculturas son preciosas.
A pesar de llegar tempranito ya estaban casi todas las sillas reservadas así que nos conformamos con lo que encontramos, dos sillas en segunda fila que al final resultaron geniales porque coincidimos con una familia que iba con muchos niños así que María y Alejandro lo pasaron genial y les dieron muchisimos caramelos. Menos mal que llevaba mi Cosatto porque la plegamos y metimos detrás de las sillas así que no obstaculizaba la procesión.
Descubrimos que mi hija es una pedigüeña jajaja y una conquistadora (que preciosa eres mi vida), los nazarenos no paraban de darle caramelos aunque el papi se quedo sin su mona con huevo duro, no nos dieron ninguna, pobrecito mío, bueno ¡el próximo año será¡.
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